domingo, 26 de mayo de 2013

7. Informar e implicar a los padres


Autor: Jesús Alfredo López Valenzuela 

          Como es bien sabido, el papel de la comunicación en cualquier actividad humana es determinante para obtener éxito en la consecución de los objetivos perseguidos. 


         
En el contexto educativo, una buena dinámica de comunicación entre los actores involucrados (Padres de familia, docentes, alumnos y directivos) impactará de manera positiva en la formación integral de los niños y jóvenes. Por el contrario, un proceso de comunicación deficiente entre los mencionados actores entorpecerá el desarrollo exitoso del proceso enseñanza-aprendizaje. 

           Perrenoud (2004), propone informar e implicar a los padres como una de las 10 competencias de los docentes del siglo XXI. En su propuesta se enfoca específicamente en la necesidad de general un dialogo constructivo entre los padres de familia y los docentes, además, manifiesta que aunque la responsabilidad de la educación de nuestros niños y jóvenes es de ambos por igual (padres y maestros), corresponde al docente por tratarse de la parte profesional, tomar un papel más activo para que este dialogo padre-docente se lleve a cabo de una forma cordial y generadora de un ambiente de cooperación.

          Dialogar con los padres, antes de ser un problema de competencias, es una cuestión de identidad, de relación con el oficio, de concepción del diálogo y del reparto de tareas con la familia. ¿De qué serviría tener competencias para un diálogo del que no vemos ni el sentido, ni la legitimidad? Por el contrario, el control de situaciones permite considerarlos de un modo más sereno, sin ponerse en seguida a la defensiva. La capacidad de comunicarse tranquilamente con los padres no puede bastar para convencer a un profesor para que se adhiera al origen de semejante diálogo. Esta capacidad le protege por lo menos de la tentación de rechazar o menospreciar este diálogo por la sola razón de que le tiene miedo (Perrenoud, 2004). 

          Esta propuesta de competencia abarca tres componentes específicos que a continuación se describen:

1. Fomentar reuniones informativas y de debate. 

         
En este punto, el autor hace referencia a la conveniencia de fomentar reuniones con los padres, no solo cuando se hayan generado circunstancias específicas (usualmente negativas) que la hagan necesarias, pues de esta forma, se tiene como consecuencia que los padres se predispongan y asuman una actitud defensiva, con lo que se complica la generación del dialogo buscado. Nos invita a generar situaciones de debate con los padres para motivar la construcción cooperativa, pero nos advierte de la necesidad de establecer límites sobre los puntos negociables (especialmente los que no dependen directamente del docente y son más bien resultado del sistema). Finalmente, resume este aspecto en que la competencia del docente consiste en aceptar a los padres tal y como son, en su diversidad. 

2. Conducir reuniones 

         En cuanto a este aspecto se refiere, Perrenoud nos invita a hacer lo posible para no situar a los padres en una situación de debilidad, a no abusar de una posición dominante y controlar la tentación de controlar o juzgar a los padres. Las competencias necesarias de un verdadero profesional consisten más bien en no poner toda su energía en defenderse, en rechazar al otro; sino, al contrario, en aceptar negociar, escuchar y comprenderlo que los padres tienen que decir, sin por ello renunciar a defender sus propias convicciones. 

3. Implicar a los padres en la construcción de los conocimientos 

       
Este punto no se limita a invitar a los padres a representar su papel en el control del trabajo escolar y fomentar en sus hijos una «motivación» para tomarse en serio la escuela y aprender. No es suficiente reclamar la confianza de los padres como un derecho como un derecho por tratarse de un profesional, esta confianza debe ganársela explicando lo que hace (en su práctica docente) y por qué lo hace. 

          A manera de conclusión, me gustaría agregar que el logro del trabajo cooperativo entre padres y docentes en el ámbito educativo no es una tarea fácil, no existe una fórmula mágica, solo tenemos algunas recomendaciones que sirven a manera de guía. Lo que si queda claro es que, aunque todos somos responsables en cierta medida de la educación de nuestros niños y jóvenes, como docentes y sobre todo, como docentes comprometidos, tenemos la oportunidad y la obligación profesional de tomar la iniciativa para lograr un mayor involucramiento de los padres en la educación de sus hijos. 


Referencias 

Perrenoud, P. (2004) Diez nuevas competencias para enseñar. Recuperado el 24 de Mayo de 2013, de Centrodemaestros.mx:

Zabalza, M. (2003) Competencias profesionales del docente universitario. Recuperado el 24 de Mayo de 2013, de Universidad la Salle: 

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